La Luna es un lugar increíble, y sigue fascinando a los científicos con sus tesoros ocultos. Esta vez, los investigadores han descubierto tres nuevas concentraciones de masa en la superficie lunar. Estas antiguas cuencas de impacto tienen una antigüedad de unos 4.000 millones de años; sin embargo, su tamaño exacto acaba de ser medido por la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL) de la NASA. La primera nueva concentración de masa se encuentra en la cara cercana de la Luna, en el hemisferio norte, es grande y tiene unos 4.000 millones de años. La segunda es pequeña y joven; se estima que sólo tiene unos 100 millones de años. La tercera se encuentra en la cara oculta de la Luna, en el hemisferio sur, y es una concentración de masa de tamaño intermedio que se formó hace entre 2.000 y 4.000 millones de años.
La primera concentración de masa nueva está situada en la cara cercana de la Luna en el hemisferio norte, es grande y tiene unos 4.000 millones de años.
La primera concentración de masa nueva se encuentra en la cara cercana de la Luna, en el hemisferio norte, es grande y tiene unos 4.000 millones de años. Se trata de una antigua cuenca de impacto denominada cuenca oriental.
La segunda concentración de masa se encuentra en la cara más lejana de la Luna, en un cráter llamado Leibnitz. Anteriormente se pensaba que este cráter era un simple cráter, pero ahora se ha descubierto que en su interior hay dos cuencas de impacto separadas que se formaron en diferentes momentos de la historia.
La segunda es pequeña y joven; se estima que sólo tiene unos 100 millones de años.
El segundo es pequeño y joven; se calcula que sólo tiene unos 100 millones de años. Se encuentra en el hemisferio sur. Su diámetro es de aproximadamente 2.000 km de ancho, lo que lo convierte en una pequeña cuenca de impacto en comparación con las grandes cuencas que encontramos en Marte (que pueden medir hasta 2.500 km de ancho).
El tamaño de este cráter significa que probablemente se formó durante un evento de impacto entre dos asteroides o cometas.
El tercero se encuentra en la cara más lejana de la Luna, en el hemisferio sur, es una concentración de masa de tamaño intermedio que se formó hace entre 2 y 4 mil millones de años.
Según la página web de la NASA, la tercera se encuentra en la cara más lejana de la Luna, en el hemisferio sur, y es una concentración de masa de tamaño intermedio que se formó hace entre 2.000 y 4.000 millones de años.
De estos descubrimientos podrían surgir muchos datos científicos importantes.
De estos descubrimientos podrían surgir muchos datos científicos importantes. El origen de estas formaciones será uno de los aspectos más interesantes de estudiar, ya que podrían arrojar luz sobre la composición de otros planetas y lunas de nuestro sistema solar. Por ejemplo, si descubrimos que están formados en gran parte por hielo de agua, apoyaría las teorías de que los océanos de la Tierra se formaron por el impacto de cometas con nuestro planeta hace mucho tiempo. Y lo que es más emocionante, si descubrimos que están formados por materiales de alta energía, como óxidos de hierro o de titanio (óxido), esto sugeriría que una vez hubo una atmósfera en la Luna.
La edad de estas formaciones es otro tema de investigación; tal vez algunas concentraciones de masa tengan miles de millones de años de antigüedad, ¡mucho más de lo esperado para las características encontradas en nuestro vecino planetario más cercano! También podremos determinar cuánto tiempo hace que tuvieron lugar ciertos procesos geológicos, por ejemplo, estudiando a qué profundidad de la superficie llegan sus “raíces” (es decir, de qué capa surgieron). Como se puede ver en esta lista, no hay escasez de cosas que podríamos aprender gracias a este descubrimiento.
Estas concentraciones de masa son en realidad antiguas cuencas de impacto y se sabe que existen desde hace mucho tiempo, pero ahora conocemos su ubicación y tamaño exactos.
Estas concentraciones masivas son en realidad antiguas cuencas de impacto. Se sabe que existen desde hace mucho tiempo, pero ahora conocemos su ubicación y tamaño exactos.
Conclusion
Lo mejor de estos descubrimientos es que pueden ayudarnos a aprender más sobre la Luna, pero también nos dan una idea de cómo era nuestro sistema solar en su historia temprana. La Luna influye en nuestras vidas en la Tierra porque estabiliza la órbita de nuestro planeta alrededor del Sol, lo que ayuda a mantener la vida aquí. Sin esta constante atracción gravitatoria, estaríamos sometidos a temperaturas y condiciones climáticas mucho más extremas; esto significa que el estudio de las cuencas de impacto podría ir más allá de la comprensión de cómo se formaron y evolucionaron a lo largo del tiempo, sino también de cómo afectan a la vida en la Tierra hoy en día.