Blas de Sebaste era un hombre que sabía compaginar la actividad religiosa (era obispo) con el ejercicio de la medicina. Vivió en Sebaste (territorio actualmente conocido como hermana), en Capadocia (hoy, parte de Turquía). Este individuo trajo una existencia hermítica y pasó sus días en una cueva situada en la zona boscosa de la montaña. Argiusun lugar que por su voluntad acabó transformándose en su episcopal. San Blas perdió la vida 3 de febrero de 316.
España es uno de los países del mundo donde hay mayor fervor por esta figura religiosa, por eso son muchas las ciudades y pueblos que celebran fiestas en su honor cuando llega el 3 de febrero. Éste sería el caso, por ejemplo, de Candelaria en Tenerife, Marmolejo en Jaén o Milagro en Navarra.
Sin embargo, es cierto que otros países igualmente muy devotos en San Biagio son Paraguay, Costa Rica y Croacia.
Más precisamente, cuando los hijos de cualquier familia están enfermos de problemas cervicales, en muchos lugares donde continúa la devoción a esta figura, es habitual rezar esta oración por “atraer su atención”: “Beato San Blas, que se ahoga el angelito. “.
Sin embargo, no serán las únicas frases que se hayan expresado en voz alta para que este santo interceda por la salud de algún enfermo que sufre dicha condición. Entre otras, la más conocida es la siguiente: “Por intercesión de San Blas Dios os liberará de un dolor de garganta”.
Se dice que cuando el romano agrícola (que ejercía el papel de gobernador en Capadocia) se embarcó en un persecución contra los cristianos en Sebaste sus cazadores iban a buscar animales para juegos de arena en el monte Argeus. De repente vieron muchos animales reunidos fuera de una cueva, donde encontraron a Blas rezando y le detuvieron.
Agrícola intentó que Blas renunciara a su fe, pero no lo logró. En cambio, mientras estaba detenido, Blas logró atender a varios presos que estaban enfermos. Fue entonces cuando el gobernador tomó la decisión de matarle arrojándolo a un lago. San Blas logró quedarse en la superficie del agua (milagro al que también se ha atribuido Jesús) y llamó a sus perseguidores para que hicieran lo mismo, para demostrar el poder de sus dioses. Sin embargo, todos se ahogaron.
Por orden de un ángel, San Biagio regresó a la tierra, donde se encontraba torturado (lo colgaron en un palo y lo arrancaron con rejas de arado) y decapitado.
En particular, cabe destacar que este santo encontrará la muerte en el año 316 cuando le cortan la cabeza. Una muerte que no acabó con la serie de milagros que habría hecho en la vida y que éstos continuaron entre todas aquellas personas que le contaron y preguntaron. Tanto es así que, por ejemplo, en el país italiano se construyeron no menos de treinta y cinco iglesias y ermitas en su honor.