La relación entre ciencia y filosofía (humanismo), entre estas 2 etnias, debería ir componiéndose en un círculo virtuoso y en espiral, en el que la primera mirada sobre la verdad venga del lado de la ciencia, que forma el primer acercamiento a la verdad pero no el último.
División entre Filosofía y Ciencia en la Antigüedad Tradicional
Si nos remontamos a la Antigüedad Tradicional, observaremos que la división entre Filosofía y Ciencia ahora se encontraba planteada: había disciplinas que se consideraban propias de la Ciencia como las Matemáticas y otros, como la Lógica, propias del entender filosófico. No obstante, esta separación jamás estuvo totalmente clara, ya que en varias oportunidades esos que se dedicaban al avance del conocimiento científico, asimismo se dedicaban al filosófico.
En el siglo XVII, a lo largo de la llamada Revolución Científica, los métodos filosófico y científico se diferenciaron de manera mucho más clara, pero todavía hubo cientos autores que cultivaron las dos disciplinas como Newton o Descartes. En verdad, entre las proyectos mucho más esenciales de la ciencia, redactada por Newton, transporta como título Principios matemáticos de la filosofía natural.
La antifilosofía se apropia del ámbito científico
No obstante, en la segunda mitad del siglo XX ha aparecido un sentimiento hostil a la filosofía al estimar que esta piensa un freno al avance científico. La entendimiento ortodoxa de la física se ha separado totalmente de las consideraciones metafísicas y filosóficas y se ha pretendido un enfoque pragmático con los pies en el suelo. No fueron extraños a este movimiento, que aún pervive, las tres figuras mucho más predominantes de la física en este periodo: Richard Feynman, Steven Weinberg y Stephen Hawking. Feynman, el mucho más habitual de los científicos americanos, abrió el fuego con una definitiva declaración en 1964: “Pienso que puedo mencionar de manera segura que absolutamente nadie comprende la mecánica cuántica”. Con esto se encontraba transmitiendo la iniciativa de que absolutamente nadie intentara entender la teoría, sugiriendo admitir pasivamente, sin llevar a cabo mucho más cuestiones, la manera en que “la naturaleza se comporta”.
En 1992 se publicó el popular libro de Steven Weinberg, Sueños de una teoría final, con un capítulo terminado que se titula Contra la filosofía, en el que arguye que la filosofía es mucho más amenazante que útil para la física.