El dilema del huevo y la gallina es quizás el ejemplo más famoso de un dilema causal, en el que no parece haber una respuesta obvia a qué fue primero. La pregunta se ha formulado durante siglos y aún hoy nos hace reflexionar: ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? La respuesta puede parecer obvia, pero en realidad es mucho más complicada de lo que se piensa. Analizaremos ambos lados de este debate para entender bien a qué nos referimos cuando decimos “huevo” o “gallina”.
El dilema del huevo y la gallina es un ejemplo clásico del dilema causal, con muchas implicaciones espirituales.
El dilema del huevo y la gallina es un ejemplo clásico del dilema causal, con muchas implicaciones espirituales. Los orígenes de la frase “el huevo y la gallina” son inciertos, pero se utiliza al menos desde 1807. En este caso, estamos hablando de una entidad que se causa a sí misma (es decir, ¿qué fue primero: un huevo o una gallina?). Esto no es diferente a preguntar si Dios se creó a sí mismo o si simplemente existimos porque Él lo hace.
Estas preguntas no tienen una respuesta fácil; ¡la gente ha estado discutiendo sobre ellas durante siglos! Sin embargo, hay algunas cosas que podemos decir sobre estas preguntas basadas en la lógica y la evidencia:
- Si me hubieran hecho esta pregunta hace 10 años, habría dicho que los pollos fueron lo primero, porque soy un amante de los huevos que nunca ha cocinado nada con pollo antes de hoy (y todavía no lo hará). Pero ahora me doy cuenta de que los huevos probablemente habrían existido sin las gallinas, así que tal vez ambos provienen de algo totalmente distinto. O tal vez ninguno de los dos… ¡o tal vez ambos! En cualquier caso, no importa mucho porque no hay forma de saber qué ocurrió primero.
La investigación ha demostrado que los genes son necesarios para el desarrollo de un embrión, pero la forma en que se expresan esos genes depende del entorno.
Ahora sabemos que el entorno puede influir en la expresión de los genes. Por ejemplo, un gen puede ser suprimido por un factor ambiental como las sustancias químicas o la radiación. Esto se denomina silenciamiento génico. Por el contrario, ciertos factores ambientales pueden activar los genes y hacer que produzcan proteínas, que luego influirán en el comportamiento del organismo.
Algunos científicos creen que si fueran capaces de descifrar qué es lo que hace que algunos embriones (huevos) se conviertan en pollos y no en otro tipo de animales como peces o insectos, podrían ayudar a las personas con problemas de infertilidad, ya que podrían controlar cuándo y dónde un embrión se convierte en un pollo en lugar de otro tipo de animal como un pez o un insecto.”
Nuestra comprensión de cómo funciona este proceso ha cambiado muy rápidamente en los últimos años.
Aunque todavía queda mucho por aprender, ahora entendemos mejor cómo funciona el ADN y cómo funcionan las células. El estudio de la genética se ha convertido en un campo apasionante, ya que los investigadores son capaces de comprender mejor cómo afecta el entorno al desarrollo. También estamos aprendiendo más sobre la epigenética, que se refiere a los cambios en la expresión de los genes que se producen sin alteraciones en la estructura subyacente del ADN. Se cree que estos cambios desempeñan un papel importante a lo largo del ciclo vital de un organismo e incluso a través de las generaciones.
Por ejemplo, ahora sabemos que las células no son fijas en su desarrollo y pueden cambiar dependiendo de su entorno.
El término epigenética se utiliza para describir las formas en que los factores ambientales pueden afectar a la expresión de los genes. Por ejemplo, ahora sabemos que las células no son fijas en su desarrollo y pueden cambiar en función de su entorno. En otras palabras, una célula puede convertirse en algo diferente en lugar de multiplicarse en más células del mismo tipo (como convertirse en un pollo a través de la epigénesis). La forma en que estos genes se activan y desactivan en una célula depende de si está dentro de un óvulo o no.
Esto significa que pueden convertirse en algo diferente (como convertirse en un pollo a través de la epigénesis) en lugar de multiplicarse en más células del mismo tipo.
¿Sabías que los óvulos y los espermatozoides son idénticos entre sí en cuanto a su ADN? Así es: un óvulo es igual que un espermatozoide. Esto significa que pueden convertirse en algo diferente (como convertirse en un pollo por epigénesis) en lugar de multiplicarse en más células del mismo tipo.
Dado que tienen el mismo ADN, ¿no están los óvulos y los espermatozoides relacionados en algún punto? Ambos forman parte de ti, así que ¿no deberían estar más cerca que otras personas de tu familia? Pues no: como tienen tipos celulares diferentes (igual que las manos son diferentes de los pies), ¡estos órganos nunca pueden considerarse “parientes” entre sí!
La forma en que estos genes se activan y desactivan en una célula depende de si está dentro de un óvulo o no.
El entorno puede cambiar el comportamiento de una célula. Esto se descubrió por primera vez cuando los científicos comprobaron que los óvulos se comportan de forma muy diferente en distintos entornos. Cuando un huevo está dentro de una gallina, se convierte en un embrión, que se convierte en una gallina adulta al cabo de unas dos semanas.
Cuando ponemos el mismo huevo en el agua, ocurre otra cosa: ¡se convierte en un renacuajo! Esto se debe a que hay ciertas proteínas en la superficie del huevo que deben activarse para que se convierta en un embrión y no en un renacuajo (las proteínas controlan qué genes se activan y desactivan).
El hecho de que estos genes se activen o desactiven dependiendo del lugar en el que se encuentren muestra la importancia que tiene para los seres vivos la capacidad de percibir su entorno, y esta capacidad ayuda a entender por qué algunos animales tienen mejores sentidos que otros (como las aves frente a los peces).
¡Es posible que el ADN mute y se convierta en algo totalmente nuevo!
Por tanto, es posible que el ADN mute y se convierta en algo totalmente nuevo. El huevo fue lo primero, pero la gallina ha evolucionado desde entonces. Esto demuestra que, aunque no podamos controlar el desarrollo de nuestro ADN, es importante saber qué factores afectan a su desarrollo para poder protegernos de las enfermedades y otros problemas de salud.
Conclusión
Como hemos visto, hay muchas razones para llevar un diario. Llevar un diario puede ayudarte a organizar tus pensamientos, a registrar acontecimientos memorables y a llevar un registro de los detalles importantes. Los diarios también pueden ayudarte a identificar patrones en tu vida para poder cambiarlos o mejorarlos si es necesario. Dicho esto, es importante recordar que llevar un diario no siempre es fácil ni todo el mundo disfruta haciéndolo. Si en algún momento de este proceso te encuentras con dificultades para saber qué debe ir en cada sección, intenta hacerte preguntas como: “¿Qué significa esta frase?” (gramática); “¿Qué quiero que piensen las personas que lean esta entrada después de leer mis palabras?” (tema); o “¿Cómo puedo asegurarme de que mi estilo de escritura refleja quién soy hoy?” (tono).