Eres de esas personas que se ha preguntado alguna vez ¿qué es un mosaico? Si es tu caso, no te preocupes. En el siguiente artículo aprenderás todo lo relacionado con este tipo de arte. Caracterizado por combinar diferentes elementos con el objetivo de formar una figura en especial.
¿Qué es un mosaico?
Desde tiempos muy antiguos, los mosaicos se han popularizado por ser una de las creaciones más atractivas y hermosas del mundo.
Una de sus principales cualidades se podría decir que son sus colores llamativos. Además de su estética única que los diferencia del resto de creaciones típicas de la antigüedad.
Mosaico es una palabra que proviene etimológicamente de la palabra griega “musa”. Muchos consideran que dicho nombre se debe a que en la antigüedad, un mosaico era descrito como un arte impresionante que solo podía estar inspirado por las musas.
Si bien es cierto que se ha llegado a pensar que hacer mosaicos solo es una tarea para profesionales. La verdad es que hacer una obra de arte con vidrio puede resultar algo sencillo si se aplican los conocimientos adecuados.
En la mayoría de los casos cuando los mosaicos se hacen de vidrio, estas piezas por lo general se cortan en forma cuadrada. Aunque puede variar dependiendo cual sea el caso. En pocas palabras, los mosaicos son un tipo de obra de arte que se forman a partir de materiales típicos como la cerámica o el vidrio.
Estas obras sirven para decorar los techos de las catedrales con detalles elaborados; también los podemos encontrar en cualquier lugar donde resalte.
Por lo general los mosaicos suelen llevarse a cabo en espacios planos y de grandes dimensiones. Por ejemplo, en una pared, suelo o en el techo de alguna edificación especial, sin embargo también pueden adaptarse fácilmente a espacios más pequeños.
Corresponde a una de las artes más antiguas del mundo y que ha logrado trascender de generación en generación.
Historia de los mosaicos
En esta parte de nuestro artículo conoceremos un poco más sobre la historia escondida detrás de los mosaicos; una de las obras de artes más antiguas de la que se tiene conocimiento en la actualidad.
Para nadie es un secreto que los mosaicos están constituidos como una de las creaciones típicas de la antigüedad. Llegando a convertirse en una forma de arte para muchas culturas alrededor del mundo.
De acuerdo a la historia universal, uno de los primeros mosaicos del cual se obtuvo referencia en el mundo fueron los encontrados en un templo mesopotámico y que tuvieron lugar muchos años antes de Cristo.
Corresponden a figuras creadas a partir de materiales como el marfil o piedras. Que significaron la base de estos elementos realizados miles de años después en la antigua Grecia y el Imperio romano.
Es importante mencionar que el mosaico tiene su origen en la antigüedad, o al menos a esa conclusión llegan los investigadores. Tomando como referencia los diferentes hallazgos realizados en Creta, Mesopotamia, y por supuesto, en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.
También es una realidad que las técnicas y formas de crear mosaicos se han ido perfeccionando con el transcurrir del tiempo. Convirtiéndose hoy día en toda una obra de arte llamativa y original.
A diferencia de los creadores de mosaicos de origen mesopotámicos, los artistas clásicos prefirieron impulsar su propia manera de crearlos. Optaron por tomar imágenes, patrones y motivos para hacer estos elementos.
La historia nos enseña que desde el siglo IV hasta la época del Renacimiento, los mosaicos tuvieron presencia en muchos templos católicos, especialmente los situados en Italia.
Estas obras que aparecieron en las basílicas italianas durante esa época cumplían la función principal de adornar los techos y los pisos de los templos. En la mayoría de los casos, hacían alusión a temas relacionados con la religión, por ejemplo figuras de santos y otros personajes bíblicos.
Pero los mosaicos no sólo jugaron un rol importante dentro de la religión católica, sino que para la arquitectura islámica también se convirtieron en creaciones especiales.
Este tipo de obras artísticas fueron ampliamente populares durante los siglos VII y VIII. Los mosaicos, en la mayoría de los casos, transmiten formas geométricas repetidas y se caracterizan por tener colores vivos y llamativos.
Por lo general aparecen tanto en el interior como en las fachadas de los edificios, tal como se mencionó anteriormente. En la Edad Media, los mosaicos fueron claves para el arte bizantino.
Dentro del arte bizantino, se caracterizaban principalmente por presentar formas de retratos y son populares por sus intrincados detalles y el uso frecuente de hoja de oro.
Es cierto que una gran parte de estas obras fueron destruidas por completo. Sin embargo, las que aún se conservan son consideradas como las más espléndidas del mundo.
Si bien es cierto que los artistas del Renacimiento se mostraron en contra de este tipo de arte, el mosaico fue reactivado nuevamente por los modernistas. Desde el gran Antonio Gaudí hasta los diseñadores art déco, los artistas modernos se encargaron de mantener en la palestra a este tipo de arte antiguo. Fueron los responsables de abrir el camino para los creadores de mosaicos contemporáneos.
Se cree que fue durante la época griega helenística cuando los mosaicos comenzaron a experimentar una etapa de transformación en cuanto a técnica se refiere.
A partir de ese momento, las obras empezaron a mostrarse mucho más complejas. Tocando temas especiales relacionados muchas veces con la vida cotidiana y la mitología. Ya para esa época se empezaron a usar otros tipos de materiales.
Es por esa razón que cuando los romanos conquistaron Grecia, se encargaron de incluir los mosaicos a la mayoría de las edificaciones que ellos mismos hacían para la época. Llegando a tomar mucha destreza en este tipo de arte, convirtiéndose prácticamente en todos unos expertos.
Mosaicos romanos
Los mosaicos romanos se convirtieron en uno de los más importantes en toda la historia mundial. Este tipo de artes sirvió desde un principio para decorar los espacios arquitectónicos de la época. Con el transcurrir de los años llegaron a ser un verdadero arte que se difundió por todo el Imperio.
Prácticamente no existió para ese entonces ningún palacio o villa que no tuviese un mosaico entre sus exhibiciones.
El uso del mosaico dentro de la cultura romana empezó desde tiempos muy antiguos. Se cree que una vez que ellos conquistaron el Asia Menor y Grecia, las obras realizadas en mosaicos se convirtieron en un pan de cada día. Especialmente en las tierras helenas, quienes manejaban este tipo de técnica con gran habilidad.
Tal y como sucedió con la mayoría de las disciplinas, los romanos adoptaron este tipo de técnicas griegas. Si bien es cierto que los romanos tomaron estas técnicas, también es una realidad que se encargaron de aportar sus propias ideas para perfeccionar el arte en mosaico.
Tanto fue el aporte realizado que llegaron a convertirse en todos unos expertos de este arte. El cual propagaron por todo el territorio mediterráneo como propio.
Durante los primeros años de historia, los mosaicos romanos fueron utilizados principalmente para decorar paredes y techos. No obstante, con el transcurrir del tiempo y tomando en cuenta el alto nivel que tenían en la técnica, empezaron a ser usados para cubrir las superficies de los suelos.
Creando impresionantes pisos que le otorgaban a las villas y a los palacios una majestuosidad especial. Eso hacía que la economía y estatus social de sus residentes mejorará considerablemente.
En la época imperial, este arte romano tuvo gran relevancia, adquiriendo popularidad en muchos espacios. En la mayoría de los casos comenzaron a usarse en los templos, teatros y termas. Y tras la creación del Imperio oriental, el arte dio lugar a las obras con grandes cantidades de oro, aplicados a la arquitectura religiosa.
Los primeros mosaicos romanos estaban integrados por mínimas piezas de diferentes dimensiones, conocidas como teselas, que eran de materiales diversos como la roca calcárea, la cerámica o el vidrio.
En ese entonces había dos técnicas diferentes para realizar este arte. El opus tessellatum, el cual se ejecutada para amplios diseños y, por otra parte, estaba el vermopus oculatum, empleado sitios con espacios más reducidos.
Mosaico bizantino
El mosaico bizantino está considerado como una de las representaciones artísticas más populares y conocidas. Se cree que es la evolución del mosaico romano.
Tal y como sucedió dentro de la cultura romana, el mosaico bizantino durante sus primeros años de historia fue utilizado para decorar paredes de las edificaciones. Este tipo de arte no se empleaba para decorar suelos como era la tradicional en el mundo romano.
Fue utilizado como herramienta religiosa. Es decir, los líderes religiosos solían hacer uso de este arte para transmitir sus mensajes y captar la atención de las personas.
Pero también fue usado como un mecanismo de propaganda del poder imperial. En pocas palabras, representó un elemento fundamental para muchos sectores de la sociedad. Este tipo de mosaico tiene sus orígenes en el mosaico paleocristiano del Bajo Imperio romano y al mismo tiempo en el mosaico romano.
Vale la pena aclarar que en el caso del mosaico romano, éste por lo general se utilizaba para decorar solerías. Mientras que el mosaico bizantino era usado para decorar toda el área de la superficie y para las cubiertas. Aunque viene originado del romano, en la práctica se empleaba de manera muy diferente.
El mosaico bizantino se caracterizaba por hacer uso de diferentes técnicas, entre ellas la del opus tesselatum y opus vermiculatum. Para esa época predominaban los diseños que incluía imágenes religiosas y temas ligados a los partidos políticos.
El mosaico bizantino solía cumplir dos funciones en su época; por un lado mostrar la grandeza del emperador y por el otro el dominio de la Iglesia.
Mosaico de Justiniano
En esta parte del artículo vamos a hablar sobre el mosaico de Justiniano, considerado como uno de los más antiguos e influyentes de la historia.
Tiene sus orígenes aproximadamente en el siglo VI antes de Cristo, periodo perteneciente al arte medieval, específicamente al arte bizantino. El mosaico de Justiniano se cree que fue realizado durante la Edad de Oro de la cultura bizantina. El autor de la obra hasta ahora continúa siendo desconocido.
La obra actualmente se encuentra situada en el presbiterio de la Iglesia de San Vital de Rávena, Italia.
Pero, ¿quién fue Justiniano? Se trató de un emperador del Imperio Romano de Oriente que estuvo al frente del reino desde el 1 de agosto del año 527 después de Cristo hasta el día de su fallecimiento, el 13 de noviembre del año 565 después de Cristo.
El mosaico de Justiniano corresponde a una obra en la que aparece reflejado el emperador Justiniano y su séquito. De ahí prevalece su gran importancia.
Este mosaico fue realizado sobre la pared de la iglesia que hace de sustento y se encuentra elaborado con teselas. Esto quiere decir, con pequeñas piezas de piedra, vidrio u otro tipos de materiales naturales empleados para la realización de mosaicos.
En el centro del mosaico se puede apreciar la figura del emperador y en sus manos una gran patena de oro (platillo de metal noble), viéndose bastante imponente y respetable.
¿Cómo hacer un mosaico?
Si eres de esas personas que está dando sus primeros pasos en el mundo del arte y quieres aprender más acerca del mosaico y sus técnicas, en este apartado final del artículo te enseñaremos cómo hacer un mosaico romano.
Antes de comenzar es importante que sepas que un mosaico puede servir para decorar de manera única y original tu habitación. Lo puedes hacer en diferentes tamaños y elegir el que mejor se adapte a tus condiciones.
Lo primero que debes hacer es buscar una imagen o dibujar en un papel el diseño que más te guste y quieras aplicar al mosaico. El proceso de creación no es tan complejo como parece a simple vista. A continuación te presentamos cinco pasos que debes seguir para hacer un mosaico romano rápido y sencillo. Manos a la obra:
- Como primer paso, lo que harás es conseguir una imagen o motivo de la Antigüedad Romana que quieras convertir en mosaico.
- Luego tendrás que imprimir esa imagen o dibujarla en una cartulina si así lo prefieres.
- El siguiente paso es recortar papeles de diferentes colores en forma cuadrada que se convertirán en las piezas de nuestro mosaico. No es necesario que todos sean del mismo tamaño.
- Después viene el paso de rellenar el dibujo o imagen seleccionada con la ayuda de los pequeños papeles de colores que recortamos.
- Como paso final y opcional puedes plastificar el dibujo para que se conserve de mejor manera.