Las papilas gustativas de nuestra lengua son capaces de percibir una amplia gama de sensaciones, incluida la temperatura. Esto se debe a que contienen varios tipos de receptores que son sensibles a diferentes estímulos. Por ejemplo, algunos de estos receptores perciben la temperatura y transmiten esa información al cerebro; otros detectan ciertas sustancias químicas presentes en los alimentos o las bebidas. Entonces, ¿por qué notamos en la lengua si la comida está caliente o fría?
La papila gustativa de la lengua contiene varios tipos de receptores.
Las papilas gustativas de la lengua contienen varios tipos de receptores sensibles a los distintos sabores. Los cinco sabores estándar (dulce, ácido, salado, amargo y umami) son detectados por los receptores de las papilas gustativas.
Los receptores perciben la temperatura y transmiten esa información al cerebro.
Los receptores perciben la temperatura y transmiten esa información al cerebro.
Los receptores se encuentran en las papilas gustativas, que son pequeñas estructuras en la lengua. Los receptores son sensibles al calor y al frío, pero no al dolor (a menos que estén dañados). Esto significa que cuando comes o bebes algo caliente o frío, los receptores envían mensajes al cerebro indicando lo caliente o frío que está.
Los fríos se llaman TRPM8 y los calientes TRPV1.
Tanto los alimentos fríos como los calientes son percibidos por diferentes receptores en la lengua. Los fríos se denominan TRPM8 y los calientes TRPV1.
Ambos tipos de receptores están presentes en las papilas gustativas, pero son más abundantes en unas células especializadas denominadas células basales que cubren la superficie de las diminutas proyecciones en forma de pelo de las papilas, llamadas microvellosidades.
Algunos investigadores piensan que las sensaciones de dolor pueden interferir con los receptores TRPM8; sin embargo, otros investigadores han descubierto que los receptores TRPM8 contienen una tapa, lo que les impide percibir tanto el dolor como el frío.
Los receptores TRPM8 se encuentran en las papilas gustativas de la lengua. Detectan la temperatura y transmiten esa información al cerebro.
Los investigadores todavía están tratando de entender qué es lo que hace que los receptores TRPM8 detecten el frío, pero algunos investigadores piensan que las sensaciones de dolor pueden interferir con los receptores TRPM8; sin embargo, otros investigadores han descubierto que los receptores TRPM8 contienen un tapón, que les impide percibir tanto el dolor como el frío.
Cuando comes algo caliente o frío, unos diminutos sensores situados en las papilas gustativas envían información al cerebro para que la procese, razón por la cual notas la temperatura al comer o beber.
Estás comiendo una taza de sopa caliente, pero te das cuenta de que en realidad está fría. O tal vez estés comiendo un cucurucho de helado en verano, pero en tu boca parece otoño. La razón de estas discrepancias sensoriales es que los diminutos sensores de la lengua -llamados papilas gustativas- envían información al cerebro sobre la temperatura. Están implicados al menos dos tipos de receptores (TRPV1 y TRPM8): Los receptores TRPV1 son sensibles al calor, mientras que los TRPM8 son sensibles al frío.
Los receptores TRPM8 de las papilas gustativas envían información sobre la temperatura directamente al cerebro a través de los nervios craneales VII (nervio facial) y IX (nervio glosofaríngeo). Cuando comemos algo caliente o frío, esta información sensorial nos indica si debemos seguir comiendo o escupir lo que tenemos en la boca lo más rápido posible antes de que se nos rompan los dientes del susto.
Conclusión
En definitiva, se trata de un mecanismo bastante ingenioso que nos permite saborear alimentos calientes y fríos. Sin embargo, es importante señalar que no funciona en todos los casos. Por ejemplo, si te pones un cubito de hielo en la boca, los receptores TRPV1 se activarán aunque no detecten nada lo suficientemente caliente como para activarlos, ¡porque no hay otros tipos de receptores que perciban el frío! Esperamos que este artículo haya ayudado a explicar por qué sentimos tan bien la temperatura en la lengua.