por que los indios no hacen cine de ciencia ficcion

Suenan las trompetas del apocalipsis y un largo periodo de bonanza, una era, un período o un imperio llegan a su fin. La prueba está ahí, por lo menos en la reflexión intensa de los pensadores de nuestro tiempo. Existe quien lo equipara, a mi modo de ver de manera correcta, con la etapa final del Imperio de roma. Crisis es la palabra mucho más repetida. Aun algún llamamiento ahora, sin pudor y mezclando el célebre verso de Kavafis, aquello de «que vengan los salvajes, que vengan y lo arrasen todo». Sea por la verdad líquida que atenaza el planeta posmoderno, sea por la descomposición de ideologías y proyectos o por otras ideas que desarrollaremos más tarde, la figura icónica del salvaje o salvaje vino para quedarse, por su fascinación, fuerza evocadora y sublimación atemporal supuestamente irreconocible.

En este sentido, los romanos consideraban que eran salvajes esos que no solo vivían fuera de los limos del Imperio, sino además de esto no tenían un relato propio de sí mismos, no conocían la escritura o, en el caso de conocerla, no la cultivaban lo bastante. Clío se encontraba, por consiguiente, fuera del paisaje cultural.

Luces en el cielo y hombres automáticos

El mito del OVNI provocó una ola de fascinación sobre la invasión alienígena. 1. La Tierra contra los platillos voladores. | 2.

ciencia

Regreso a la Tierra. | 3. La guerra de los mundos. | 4. Ultimátum en la Tierra.

El 24 de julio de 1948, el conduzco Kenneth Arnold aseguró haber atisbado nueve elementos extraños en el cielo del estado de Washington, que describió que se movían como «platillos voladores», acuñando sin saberlo lo el legendario término. Poco mucho más de una semana después, el hecho de Roswell, Nuevo México, disparó el interés nacional en seres del espacio y las conspiraciones gubernativos, que se extendió y amplificó por todo el país en cuestión de meses y dio origen al fenómeno OVNI. En 1952 se describió en Washington DC. entre los avistamientos OVNIs mucho más conocidos de la historia. 4 años después se estrenaba en cines La Tierra contra los platillos voladores (Fred F. Sears, 1956), donde una incursión de giratorias naves alienígenas atraviesa los cielos de la ciudad más importante estadounidense, estrellándose contra la cúpula del Capitolio y desmoronando el gran obelisco del Monumento en Washington.

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