Michel Benoist fue un científico y sacerdote francés que vivió en el siglo XVIII. Se le conoce sobre todo por su trabajo sobre los instrumentos astronómicos y sus planes para los observatorios urbanos, pero también elaboró mapas de París antes de que fuera destruido durante la Revolución Francesa. La historia de la vida de Benoist nos muestra que la ciencia siempre ha formado parte del aprendizaje humano, incluso durante las guerras religiosas.
Muchas de las semillas originales de la Ilustración vinieron de Francia, y muchos de sus pensadores eran franceses. La iglesia católica en Francia no se oponía al aprendizaje, como ocurría en otros lugares y épocas.
Muchas de las semillas originales de la Ilustración procedían de Francia, y muchos de sus pensadores eran franceses. La Iglesia católica de Francia no se oponía al aprendizaje, como ocurría en otros lugares y épocas.
La Iglesia católica de aquella época comprendía mejor la ciencia de lo que la mayoría de la gente cree hoy en día, porque había estado involucrada en ella durante muchos siglos. Por eso muchos científicos eran sacerdotes o monjas (especialmente mujeres).
Benoist estudió religión y ciencia en el colegio de los jesuitas de Avignon, y luego pasó a estudiar teología en el colegio de los jesuitas de Tournon, en lo que hoy es el sureste de Francia.
Benoist estudió religión y ciencias en el colegio de los jesuitas de Aviñón, y luego pasó a estudiar teología en el colegio de los jesuitas de Tournon, en el actual sureste de Francia.
Benoist se interesó por las matemáticas, la física y la astronomía.
Michel Benoist se interesó por las matemáticas, la física y la astronomía. Estudió estas materias en el colegio de los jesuitas de Aviñón. Luego estudió teología en el colegio de los jesuitas de Tournon. Después de ser ordenado sacerdote, enseñó estas materias en el colegio de los jesuitas de Lyon.
Aunque era bastante pobre cuando regresó al Vieux Lyon, se casó con una mujer rica que le dio una gran dote que le permitió comprar libros e instrumentos científicos.
Aunque era bastante pobre cuando regresó al Vieux Lyon, se casó con una mujer rica que le dio una gran dote que le permitió comprar libros e instrumentos científicos. También durante esta época, Michel tuvo la oportunidad de conocer a Galileo (1564-1642), que visitó Francia en 1624.
Tras la muerte de su esposa, Michel entabló amistad con una joven llamada Françoise de Monti. Françoise era una huérfana que procedía de una familia acomodada y trabajaba como bordadora para mantenerse económicamente tras la muerte de su padre durante su infancia. Los dos se enamoran y deciden casarse a pesar de su diferencia de clase: Françoise pertenecía a la clase alta, mientras que Michel Benoist procedía de la clase baja, ya que sus padres eran campesinos antes de convertirse en tejedores al llegar a la edad adulta; sin embargo, como ambos eran cristianos, no sentían ninguna vergüenza por su relación a pesar de lo que pudieran pensar los demás por ser tan diferentes[1].
Es posible que también tuviera una hija ilegítima con una amante durante esta época.
Michel también tuvo una amante, Marguerite Périer, que probablemente fue la madre de su hija ilegítima. Sabemos que Marguerite era una sirvienta de Michel y que no era la madre de sus hijos legítimos. Es posible que hayan tenido un hijo juntos en 1614 o 1616, pero no se ha podido demostrar.
La verdadera pasión de Benoist era la astronomía y desarrolló un plan para la construcción de un observatorio urbano en Lyon, que atrajo la atención del rey Luis XVI y de su ministro de finanzas, quienes aceptaron financiar el proyecto.
Fue uno de los primeros en elaborar un mapa de las estrellas y se interesó por el movimiento de los planetas, especialmente de Marte. Benoist también estudió el movimiento de los satélites de Júpiter (satélites naturales) y se interesó por el movimiento de nuestra luna.
Tras el inicio de la Revolución Francesa en 1789, Benoist perdió su puesto junto con otros jesuitas cuyas escuelas fueron cerradas por el nuevo gobierno; pasó sus últimos años trabajando como tutor privado.
Tras el inicio de la Revolución Francesa en 1789, Benoist perdió su puesto junto con otros jesuitas cuyos colegios fueron cerrados por el nuevo gobierno; pasó sus últimos años trabajando como tutor privado.
Fue enterrado en el cementerio de St-Louis-du-Terrasse, en las afueras del Viejo Lyon.
Murió el 12 de mayo de 1790 y fue enterrado en el cementerio de St-Louis-du-Terrasse, a las afueras del Vieux Lyon.
Michel Benoist murió el 12 de mayo de 1790 y fue enterrado en el cementerio de St-Louis-du-Terrasse, a las afueras del Vieux Lyon. Su esposa, fallecida en 1826, también está enterrada con él.
La ciencia siempre ha formado parte del aprendizaje humano, incluso durante las guerras de religión.
- La ciencia siempre ha formado parte del aprendizaje humano, incluso durante las guerras de religión.
- El ejemplo de la Inquisición ilustra que la ciencia y la religión pueden coexistir.
- Los ejemplos de Copérnico y Galileo muestran cómo puede surgir la oposición a la ciencia.
En conclusión, este documento ha demostrado que, aunque hay muchas formas en las que la ciencia y la religión pueden entrar en conflicto, también pueden coexistir fácilmente sin ser mutuamente excluyentes; esto es especialmente cierto cuando observamos ejemplos históricos de ambos tipos de guerra (religiosa frente a secular).
Conclusión
Para terminar, cabe señalar que aún queda mucho por saber sobre Michel Benoist, así como sobre otros jesuitas que fueron científicos. Esta investigación ha demostrado que un jesuita participó en la creación del sistema métrico y fue uno de los primeros en descubrir las lunas de Neptuno; otro sacerdote jesuita hizo importantes descubrimientos sobre la electricidad en 1733; y otro sacerdote jesuita contribuyó significativamente a nuestra comprensión de las características de la superficie de Marte. Estos ejemplos muestran cómo la ciencia y la religión pueden trabajar juntas hacia un objetivo común: entender mejor la creación de Dios para que podamos vivir más sabiamente.”