¿Sabes cómo funcionan los frigoríficos? ¿Sabe cómo se hace el hielo? Pues tampoco lo sabían los romanos (ni los griegos).
No.
La respuesta es no. No tenían frigoríficos. De hecho, no había frigoríficos en la antigua Roma. Ni siquiera tenían energía eléctrica o refrigeración mecánica.
Sí, pero no de la forma en que estamos acostumbrados.
Sí, pero no de la forma a la que estamos acostumbrados.
Los romanos utilizaban un dispositivo llamado “solarium”, que era una ventana diseñada para dejar entrar la luz del sol. Su nombre proviene de la palabra latina que significa sol, de la que procede la palabra solar.
El solárium era una habitación en el piso superior con ventanas orientadas hacia el sur, de modo que captaban la mayor cantidad posible de luz solar directa durante el día. Las paredes de estas habitaciones se pintaban de negro o se cubrían con telas oscuras para que absorbieran el calor durante el día y lo irradiaran al interior de la casa romana por la noche.
Los antiguos egipcios tenían una forma de refrigerar el agua (y la leche) mediante la evaporación.
Los antiguos egipcios tenían una forma de enfriar el agua (y la leche) por evaporación. Utilizaban un recipiente poco profundo llamado “nera”, en el que vertían agua y la dejaban al sol para que se evaporara. La evaporación enfriaba el agua y permitía beber sin temor a deshidratarse o sobrecalentarse.
Sí, hacían hielo congelando el agua y era muy común en Roma.
Los romanos sí tenían una forma de mantener los alimentos frescos. Pero no era lo mismo que los frigoríficos modernos.
La palabra “frigorífico” procede del latín y está relacionada con palabras como “refugio” y “refugiado”, que significan huida o protección del peligro. En la antigua Roma, la gente no necesitaba escapar del peligro porque tenían hielo.
El hielo producido por la congelación del agua se llama nivem en latín, que significa nieve o escarcha; pero este tipo de hielo sólo podía utilizarse para enfriar alimentos cuando se fundía de nuevo en agua. Los romanos no tenían sistemas de aire acondicionado ni frigoríficos en casa (porque esos son inventos modernos), así que tenían que improvisar con lo que tenían a mano: ¡nieve y hielo!
Puede que no sea exactamente lo que piensas.
Los romanos no tenían neveras de hielo. Pero sí tenían una forma mucho más fría de mantener frescos sus alimentos y bebidas: congelaban el agua. Esto se llama criogenia, y funciona bajando la temperatura del agua hasta que se convierte en hielo. Puedes hacerlo en casa colocando un poco de agua en un vaso de plástico y poniendo un cubito de hielo encima. En Roma, la congelación del agua se hacía utilizando nieve; mezclando nieve con sal, se puede crear una mezcla helada que mantendrá tu bebida fría durante horas a temperatura ambiente.
Los romanos utilizaban este método para enfriar tanto la comida como la bebida y, si lo piensas, tiene sentido si tienes en cuenta el calor que hace en Roma durante los veranos (unos 75°F). Así que la próxima vez que alguien le pregunte si los romanos tenían frigoríficos en la antigüedad, dígales que sí. Pero recuérdales que lo que hoy consideramos un frigorífico no existiría hasta cientos de años después…
Conclusión
Esto es todo por hoy. Espero que este post te haya ayudado a entender cómo funciona la refrigeración y que los romanos no eran tan primitivos como algunos podrían pensar.