La generación espontánea es el nombre de una teoría o hipótesis que, al igual que muchas otras teorías en la historia de la humanidad, intentaba explicar diferentes procesos y actos que ocurren en la naturaleza.
Esta teoría intentaba de cierta forma explicar el origen de la vida de ciertas formas de vida. Dentro de estas estaban seres vegetales y animales, que aparecían o surgían de una forma espontánea partiendo de la materia orgánica o la materia inorgánica, y en algunos de casos de una combinación de estas.
Aunque actualmente pueda parecer un sinsentido, estuvo por mucho tiempo arraigada a nosotros y a nuestra sociedad, desde hace muchísimo tiempo atrás, durante épocas antiguas, fue ahí cuando uno de los filósofos más importantes de la humanidad, Aristóteles, describió esta teoría.
Luego varios grandes pensadores reconocidos de los siglos XVII y XVIII, como podrían serlo Isaac newton, René descartes y Francis bacon sustentaron la teoría generación espontánea. Un hecho relevante es que, aunque nunca se pudo obtener los resultados de la teoría por medio científico, se llegó a esa conclusión por exclusivamente evidencia visual.
Como tal la teoría de la generación espontánea se basaba en o sustentaba principalmente en que, mediante procesos de observación directa, cuando se dejaba por ejemplo, un trozo de carne descompuesta, de ahí procederán a generarse organismos vivos como lo pueden ser, larvas de moscas o gusanos de fango. Esto también aplicaba a otros animales pequeños o insectos como podían ser sapos y ratones.
Principales experimentos que refutaron la teoría
Para poder refutar la teoría de la generación espontánea se llevaron a cabo varios experimentos, pero los 3 más importantes fueron los de Francesco Redi, Lazzaro Spallanzani y Louis Pasteur.
En el experimento que fue llevado a cabo por Redi se pusieron 3 frascos con carne, en los que 2 estaban cerrados y solo uno de ellos estaba abierto, luego de un poco de tiempo varias moscas llegaron y pasaron por el que estaba abierto, dando como resultado que solo en uno de los 3 frascos se pudieran observar larvas de mosca.
Ahora, en el experimento de Spallanzani, este mismo diseñaría su experimento para poder refutar la teoría que llevó a cabo John Turberville Needham. En este experimento se calentó un caldo de carne de res y fue sellado en varios recipientes distintos. Después de esto cuando se abrieron y se descubrió que había microorganismo en estos recipientes, John pensó que si podía haber surgir vida de materia no viviente.
Spallanzani hizo lo mismo pero aumentando el tiempo de calentamiento del caldo de res, y cerrando con más cuidado los envases. Esto demostró que mientras el envase estuviera cerrado herméticamente y esté bien esterilizado no se generaban microorganismos.
En el experimento de Pasteur, este utilizó frascos de cuello de cisne en los que puso caldo de carne y los hizo hervir. Al ver que ninguno de los dos frascos presentaban señales de microorganismos, este cortó el tubo de uno de los matraces, dando así con un resultado en el que mientras que en el frasco cerrado se mantuvo en su estado original, el que estaba abierto tardó poco en descomponerse.