Numerosas empresas e individuos ya están familiarizados con el término “gamificación” a través de plataformas digitales o incluso en modelos de negocio basados en esta técnica de aprendizaje. Este crecimiento ha sido posible debido a la adicción que genera el poder reforzar conocimientos y habilidades de una forma lúdica e incentivar la ejecución de algunas acciones para el logro de objetivos, en donde los mismos jugadores son capaces de impulsar el compromiso existente entre sus ellos mismos y sus compañeros, y lo mejor… es de forma orgánica, es decir, sin costo alguno de por medio y que simplemente crece por el interés de los participantes.
Como estrategia educativa, la gamificación no consiste simplemente en añadir una tabla de clasificación a una interface y conceder insignias sin valor a los participantes, pues gran parte de las personas que prefieren este modelo no son niños, sino jóvenes y adultos que han madurado a lo largo del tiempo de la misma manera que lo ha hecho su comportamiento en el consumo de medios, y de la misma manera los niños crecerán con nuevas tecnologías por lo que la competencia será mayor. Por esta razón, su tiempo frente a una pantalla ahora se comparte entre una variedad de medios con numerosas funciones, desarrolladas específicamente para atraer la atención, lealtad y consumo del participante.
Las tendencias actuales son el centro de atención para esta técnica de aprendizaje, razón por la que se necesita utilizar esta oportunidad para experimentar y ofrecer juegos donde los jugadores puedan construir su experiencia, retar a otro participante y engancharse con una comunidad. Cuando habilitamos a los participantes a obtener reconocimiento y estatus con sus logros, ellos empezarán a trabajar juntos para alcanzar las metas y animar a otros a hacer lo mismo. Ahora imagina cómo se podría aplicar en el aula, en tu trabajo o incluso dentro del núcleo familiar