Pocos son los estudiantes y adultos que sabrían responder si se les preguntase cuáles fueron las aportaciones de Francis Bacon a la ciencia.
El dato es aún más chocante si consideramos que la Revolución Tecnológica que estamos viviendo no habría sido posible sin la generalización del método científico propuesto por Bacon.
Quién era Francis Bacon
Bacon fue un filósofo y estadista inglés, considerado el padre del pensamiento científico moderno, nacido el 22 de enero de 1561 en Londres.
La pasión de Francis Bacon por el estudio y las poderosas influencias de su padre le permitieron ingresar en el Gray’s Inn, el organismo jurídico más prestigioso de Inglaterra, con tan solo 15 años y sin tener el título de abogado, el cual obtendría 4 años después.
Aunque su auténtica pasión era la filosofía, se decantó por la política para ganarse la vida, ingresando en la Cámara de los Comunes en el año 1584.
En 1603 fue nombrado Caballero del Reino: convertido ya en Sir Francis Bacon ocupó una serie de cargos políticos de altísima responsabilidad, cuya culminación fueron los nombramientos como Guardián del Gran Sello y Gran Canciller.
En 1621 fue acusado por el Parlamento de aceptar sobornos, lo que admitió. Fue sancionado, encarcelado y expulsado de la corte.
Pese a obtener el perdón real posteriormente, este fue el fin de la carrera política de Bacon, quien se retiró a su casa de Gorhambury.
Durante toda su carrera como político y tras su retirada de la vida pública, el prolífico Francis Bacon escribió ensayos, publicaciones y tratados filosóficos, muchos de ellos relacionados con el pensamiento científico.
No dejó de escribir ensayos y publicaciones hasta que falleció en Londres el día 9 de abril de 1626.
La indudable vocación política de Bacon queda bien retratada en la siguiente sentencia filosófica: “El conocimiento en sí mismo es poder”.
Francis Bacon y su trayectoria científica
Sin embargo, los verdaderos intereses de Bacon residían en la filosofía y en la ciencia. En su época, gran parte del pensamiento científico aún se basaba en la obra del filósofo griego Aristóteles.
Aunque muchas de las ideas aristotélicas, como la posición de la Tierra en el centro del universo, habían sido derribadas, se seguía utilizando su metodología. Esta sostenía que la verdad científica podía alcanzarse por medio de la argumentación racional: si hombres suficientemente inteligentes discutían un tema el tiempo suficiente, la verdad acabaría por descubrirse.
Bacon se oponía a estas ideas, argumentando que la verdad requería pruebas obtenidas del mundo real. En 1620 expuso su punto de vista en Novum Organum, una exposición de los métodos más adecuados para sopesar la veracidad del conocimiento.
Y es que Bacon estaba de acuerdo con los pensadores medievales en que los humanos se equivocaban con demasiada frecuencia al interpretar lo que percibían sus cinco sentidos, pese a que creía que las experiencias sensoriales de las personas proporcionaban el mejor medio posible para comprender el mundo.
Dado que los seres humanos podían interpretar incorrectamente lo que veían, oían, olían, degustaban o tocaban, Bacon insistía en que debía dudarse de todo antes de comprobar su veracidad. Esta creencia fue el germen de su trayectoria científica.
Pero tengamos claro que Sir Francis Bacon no fue un científico al uso, sino más bien un filósofo de la ciencia.
El método científico de Bacon
Para poner a prueba hipótesis o posibles verdades, Bacon desarrolló un método cuya piedra angular es que los científicos tienen que realizar no uno sino varios experimentos, a fin de poder estar totalmente seguros de que sus hipótesis son correctas.
Por ejemplo, para probar la idea de que en las enfermedades influyen causas externas, Bacon sostenía que los científicos debían exponer a las personas sanas a influencias como el frío, la humedad o personas ya enfermas.
Bacon insistía en que los experimentos tenían que repetirse sistemáticamente antes de poder conocer la verdad definitiva: en el caso concreto de las enfermedades, un científico debería comprobar, una y otra vez, que las personas expuestas a una causa externa concreta enferman con más frecuencia.
Aunque los científicos modernos han modificado algunos de los postulados de Francis Bacon, hoy en día seguimos utilizando el método de demostrar la veracidad del conocimiento resolviendo las dudas mediante la experimentación.
En este sentido, el método científico de Bacon es considerado el basamento de la denominada Revolución Científica del siglo XVII.
Francis Bacon y la Royal Society
El poder político de Bacon le facilitó promover el desarrollo de una institución que fomentase la adquisición de conocimientos derivados de la observación.
Así, con su apoyo e impulso se fundó en 1660 la Royal Society, una asociación de Caballeros ingleses cuya finalidad era ampliar y difundir el conocimiento científico obtenido mediante la experimentación y la observación exactas.
A tal efecto, la asociación editaba periódicamente una publicación llamada Philosophical Transactions of the Royal Society, que tiene el honor de ser considerada la primera publicación científica de la historia.
De la Revolución Científica a la Revolución Tecnológica
La influencia de Francis Bacon y sus aportaciones se extienden hasta la época actual: en poco más de un siglo, la Revolución Científica impulsada por Bacon dio paso a la Primera Revolución Industrial, una evolución natural de aquella. Y otro siglo y medio después nos encontramos en la Cuarta Revolución Industrial, también denominada Revolución Tecnológica.
Por eso es justo afirmar que el pensamiento y la obra de Francis Bacon transformaron la vida cotidiana de las personas hace tres siglos y que la sociedad occidental ha continuado avanzando, durante los últimos trescientos años, gracias al método científico propuesto por Bacon.