CREATIVIDAD VERSUS COMPETENCIA
“Cambia la idea de una cosa y cambiarás la cosa. Es así de simple”. Dr. Ernest Holmes.
La esencia de la humanidad no es competir sino crear. ¡Eres un alma única que ha salido del Alma Infinita llamada Mente de Dios para hacer el trabajo que solo tú puedes hacer! El Universo no ha creado a ninguna otra persona como tú para hacer lo que debes hacer. Solo tú puedes hacerlo o no se hará.
Eres importante en la Mente de Dios y tu trabajo es hacerte sentir igual de importante en tu propia mente. Solo ustedes pueden usar los poderes Divinos en el infinito Océano Cuántico que son suyos.
La Mente Divina de Dios nos hizo únicos a cada uno de nosotros. La competencia intenta hacernos iguales. La competencia echa a toda la humanidad en el mismo molde. Zapato de la misma talla nueve. No es nuestro verdadero camino espiritual.
La creatividad hace de cada uno de nosotros una parte individual de la Mente de Dios. Este es nuestro verdadero camino.
La competencia existe en el plano material donde caes en la trampa de no querer ser diferente, sino querer ser igual a los demás, solo que mejor.
La creatividad te ayuda a construir un mundo propio. El conformismo y la competencia son las rodillas de la muerte ante el espíritu. La creatividad y la inconformidad son una expansión hacia la comprensión cósmica.
Su seguridad en la vida depende enteramente de su reconocimiento de su naturaleza Divina. Tienes potencial para convertirte en un Dios tú mismo.
El dinero, el hogar, las pólizas de seguro y la posición en la vida son bocanadas de humo en el viento. No hay bancos en el más allá ni bolsillos en un sudario (ataúd).
Todas las cosas del mundo físico cambian. Lo único infinito es tu relación con la Mente Infinita de Dios. Tu propia manifestación individual de la Mente Universal de Dios, solo que es inmutable.
Tu propio reconocimiento de esta gran verdad te proporcionará más seguridad de la que jamás soñaste.
Esta es la clave para el logro. Te inundará de energía creativa y llenará tu vida de éxito, realización y vigor.
Nietzsche tenía razón: “¡Somos dioses!”