Los dinosaurios siempre han llamado nuestra atención. Desde la época en la que sus fósiles se confundían con restos de dragones y otros animales mitológicos, hasta que los primeros aficionados empezaron a articular sus fósiles y recrear en láminas sus extintos cuerpos, con el nacimiento de la paleontología moderna en el siglo XIX.
Cuando, en 1993, Steven Spielberg dirigió Jurassic Park, la afición por los dinosaurios experimentó un nuevo auge, con un protagonista desconocido hasta aquel momento para la mayoría de sus espectadores: el velociraptor (ladrón veloz). Este pequeño dinosaurio del grupo de los terópodos alcanzó gran fama, especialmente entre los niños, protagonizando películas, series de animación, videojuegos y juegos educativos. Entre estos últimos, os recomendamos el de Arqueojungando, que animará a los más pequeños a adentrarse en el mundo de la paleontología.
El velociraptor de Jurassic Park, ¿era un velociraptor?
El inquietante y malévolo dinosaurio que nos presenta Spielberg en su película no es, en realidad, un velociraptor, sino un pariente de mayor tamaño, el deinonychus. Durante la época en la que Michael Crichton escribió la novela en la que se basa la película de 1990, no había unanimidad en la clasificación taxonómica respecto a este último. Para algunos paleontólogos era un velociraptor y lo llamaban velociraptor antirrhopus, pero sin embargo, hoy en día, se incluye en un género propio con el nombre deinonychus antirrhopus.
Dimensiones del velociraptor
El auténtico velociraptor, el velociraptor mongoliensis, tenía unas dimensiones mucho más modestas que su primo en la película. Alcanzaba hasta 1,80 m de largo, pero incluyendo su larga cola. La altura del velociraptor hasta la cadera no sobrepasaba el medio metro, por lo que su altura total en ningún caso llegaba al metro. Su peso estimado, unos 15 Kg, nos da una idea del reducido tamaño de este dinosaurio.
¿Estaba cubierto de escamas?
Desde hace unos 15 años la mayoría de los paleontólogos consideran que el velociraptor, como el resto de los miembros de su familia, tenía el cuerpo cubierto de plumas. Aunque no podía volar, sus huesos y su pubis (inclinado hacia atrás) también son similares a los de las aves. De hecho, hoy en día sabemos que todas las aves, las modernas y las extintas, descienden de algún grupo de dinosaurios de esta familia.
¿Era, realmente, tan veloz?
Sí que lo era, podía alcanzar los 40 km/hora. Su cola, aunque rígida en gran medida, mantenía cierta flexibilidad horizontal, lo que le ayudaba a equilibrarse cuando corría a grandes velocidades, como hacen actualmente los guepardos.
¿Era inteligente?
Aunque vivían en grupo y, probablemente, cazaran en equipo con tácticas de cierta complejidad, las dimensiones de su cerebro nos hacen pensar que no era tan inteligente como el velociraptor de Jurassic Park. En la tercera parte de la trilogía original, se comenta que eran más inteligentes que los delfines y los monos actuales, lo que resulta muy dudoso si nos atenemos al registro fósil.
Aunque el velociraptor real no sea el de la película de Spielberg, no cabe duda de que ha calado hondo en el imaginario colectivo. Grupos de música, equipos en la NBA (Toronto Raptors) y otras competiciones deportivas, series documentales y multitud de videojuegos son algunos ejemplos de la trascendencia cultural que ha alcanzado este carismático dinosaurio. Y, lo más importante, ha despertado en varias generaciones la curiosidad por disciplinas como la paleontología, la ecología o la biología, lo que nos harán avanzar en nuestro conocimiento de estos campos en un futuro cercano.