Los virus de la influenza A, los culpables de las enfermedades respiratorias en los humanos, son un grupo de virus complejo y multifacético. Entre los numerosos subtipos de Influenza A, H1N1 y H3N2 con un historial notorio de causar epidemias y pandemias estacionales, exigen especial atención.

Figura 1. La propagación de la influenza A.
La influenza A H1N1, también conocida como gripe porcina, es un subtipo formidable del virus de la influenza A que apareció por primera vez en cerdos en 1930. Su siniestra presencia resultó en una pandemia en 2009, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró emergencia de salud pública de importancia internacional. La propagación de la pandemia no tuvo precedentes, llegando a numerosos países y causando un impacto significativo en la morbilidad y la mortalidad. Solo en el primer año, la pandemia de H1N1 se cobró entre 151.700 y 575.400 vidas.
La influenza A H3N2, otro subtipo del virus de la influenza A, es un desencadenante de epidemias estacionales. El virus apareció por primera vez en humanos en 1968 y ha causado varias pandemias desde entonces. H3N2, otro virus tipo A de la familia Orthomyxoviridae, también tiene un genoma de ARN segmentado que codifica 11 proteínas. Se sabe que este subtipo causa una enfermedad más grave que el H1N1 y existe desde hace muchos años.
H3N2 manifiesta síntomas similares a los de otros tipos de influenza, que incluyen fiebre, tos, dolor de garganta, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos y fatiga. Los síntomas gastrointestinales también pueden aparecer en algunas personas. Aunque la mayoría de las personas se recuperan sin complicaciones, algunas corren un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte.
El tratamiento para H3N2 sigue un enfoque similar al de H1N1. Los medicamentos antivirales como el oseltamivir (Tamiflu) o el zanamivir (Relenza) son los medicamentos de referencia. En casos severos, pueden ser necesarios cuidados de apoyo como oxigenoterapia y ventilación mecánica.
La prevención es la forma más eficaz de mantenerse alejado de los virus de la influenza A, como el H1N1 y el H3N2. Vacunarse todos los años es la medida preventiva más potente. La vacuna contra la influenza está diseñada para proteger contra las cepas de influenza que probablemente circulen durante la próxima temporada. Otras medidas preventivas incluyen lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto cercano con personas enfermas, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar y quedarse en casa cuando se está enfermo.