La noción de servilismo está asociado con esto servil: el de un sirviente (un esclavo o un sometido). El concepto permite citar la posición de quien está absolutamente subordinado a algo o alguien.
Lo común es que el servilismo se refiere a un tendencia desproporcionada a satisfacer aquellos en una posición de poder o se encuentra en a nivel superior a escala jerárquica. El sujeto servil es lisonjero y abyecto, no se atreve a expresar su punto de vista si es contrario al de los poderosos ni se anima a defender los intereses de sus iguales.
Supongamos que un periodista entrevista al presidente de nación. Durante el discurso, el comunicador sólo hace preguntas superficiales y elogia constantemente al presidente. Muchos advierten contra el servilismo del periodista que, ya sea por miedo a represalias o por conveniencia económica, opta por no molestar al líder político.
Tomemos el caso de un trabajador que comienza a informar a su jefe para ganarse la consideración. Este empleado no duda en traicionar a sus compañeros, exponiéndolos en diferentes situaciones, para agradecer al propietario del agencia. Como puede ver, este es un claro ejemplo de servilismo.