El reproche, en definitiva, permite echar algo en la cara. Tomamos el caso de una pareja heterosexual que se casó hace cuatro años. Cuando llega el cumpleaños, el hombre olvidar la fecha y no saludar a su esposa. Entonces la mujer regaña a su marido, acusándole de prestar más atención a su trabajo que a su matrimonio.
Este tipo de rozamiento está muy extendido, tanto en el ámbito de parejas heterosexuales como en el caso de los homosexuales, ya que parte de los factores que atraen a dos personas para establecer una relación es el conjunto de diferencias de carácter e intereses, ya menudo hace falta que una parte esté muy atenta a las fechas ya los compromisos, para justificar que la otra no. Esto responde a un equilibrio que casi todos los seres vivos buscan de forma natural.
Aunque es importante practicar el tolerancia, intenta entender que la otra persona no es lo mismo que nosotros y por tanto no podemos esperar que piense o actúe como nosotros si estuviéramos en su sitio, lo normal es que la reprimenda forme parte de una relación, ni siquiera de amistad. o citas. Cuando las diferencias del otro tocan un punto de vulnerabilidad de nuestro esquema, genera una molestia profunda, una frustracióny por eso le culpamos su actitud.
Otro caso de amonestación puede darse cuando un jugador fútbol le sustituye su entrenador en medio de un partido y el atleta no está satisfecho con la situación. Cuando el partido comenzaba a escaparse para el entrenador, el entrenador decidió cambiar su enfoque táctico.
Similar a la retirada en el campo de relaciones interpersonales de amistad o pareja, el ejemplo anterior presenta a dos personas, cada una con sus respectivos intereses y motivos para tener las actitudes que tenían o por haber actuado como lo hicieron; de este modo el reproche parece pasar por alto estos diferencias correctas y necesarias entre dos personas.
Bajo el sistema conocido como teoría del crimense llama juicios de jubilación uno valoración que se hace contra la persona que ha cometido un delito. Un hecho injusto está vinculado a la persona que lo ha cometido: es decir, se atribuyen al autor del delito los efectos y daños de su conducta ilícita, que deben castigarse de acuerdo con lo dispuesto en la ley. Ley.
Para que el castigo penal sea posible, persona quien ha cometido el delito debe tenerlo comprensión que el hecho de que su actuación sea contraria a la ley. Aquellos que no tienen acceso a esa comprensión (por ejemplo, un loco) no son castigados. Mediante el proceso de amonestación se intenta comprobar el conocimiento de lo que entiende el delincuente.
Es importante tener en cuenta que incluso cuando el sujeto está en condiciones para entender la ilegitimidad de sus actos, existen dos situaciones particulares en las que no es posible implementar el concepto de proceso de reproche: si no tuviera la posibilidad de actuar de manera diferente; si lo hiciera, pondría su vida en peligro.