La bioelectricidad, podemos definirla como un conjunto de fenómenos atribuibles a diferencias de potencial entre las distintas partes de los organismos vivos.
Las interacciones del biomagnetismo y la bioelectricidad, describen los fenómenos electromagnéticos que surgen en las células de los seres vivos debido a las corrientes de acción.
En ese caso, son fenómenos de naturaleza electromagnética que están causalmente ligados a la actividad vital de los organismos biológicos.
¿Qué es la bioelectricidad?
En resumen, la bioelectricidad es la totalidad de los fenómenos eléctricos en el organismo vivo.
Al hablar de electricidad, es el simple movimiento dirigido de electrones libres. Contrariamente a las apariencias, la electricidad está ampliamente disponible y se puede “producir” de muchas maneras.
Las diferencias de potencial entre el interior y el exterior de las células, para las cuales el ambiente celular es negativo con respecto al externo, se indican con el nombre de potencial de membrana.
Este se origina a partir de balances iónicos, dependientes de la permeabilidad de las membranas celulares a sustancias disueltas en fluidos fisiológicos.
Las moléculas grandes, como los proteinatos, no atraviesan las membranas celulares, que son permeables a los iones pequeños, como el potasio y el sodio.
Por lo tanto, se produce una separación espacial de cargas, con una acumulación de cargas positivas (iones de potasio) en el exterior de la membrana y de cargas negativas (proteínas y otros aniones) en el interior, que dan lugar a una serie de fenómenos eléctricos.
Inicios de la bioelectricidad
El primer científico en descubrir los inicios de la bioelectricidad fue Luigi Galvani en 1789, y dedujo que los procesos eléctricos estaban en la naturaleza viva.
Galvani realizo un experimento: un par de ancas de rana estaban conectadas a un soporte metálico de zinc y cobre; luego, el científico tocó una de las patas con el metal y esta tembló.
Galvani al principio llamó a esto “electricidad animal“, como la causa de las contracciones. Y, en la actualidad, reconocemos que una gran cantidad procesos en los humanos están combinados o pueden ser posibles gracias a la electricidad.
Las palpitaciones del corazón se liberan por impulsos eléctricos, al momento de pensar se emanan ondas cerebrales, y así muchos otros ejemplos.
Beneficios de la bioelectricidad en el cuerpo humano
Las señales bioeléctricas controlan y estimulan el desarrollo del cerebro embrionario.
La manipulación de estas señales puede reparar defectos genéticos e incluso inducir el desarrollo sano de tejido cerebral en lugares donde este no crece normalmente.
Efecto de la corriente eléctrica en los organismos vivos
Los efectos de la corriente eléctrica en el cuerpo humano pueden ser físicos (p. ej., térmicos), químicos (p. ej., cambios electrolíticos) y biológicos (p. ej., alteraciones funcionales).
La corriente continua afecta a los humanos de manera diferente a la corriente alterna. Una diferencia notable, es el efecto de la electricidad sobre las moléculas celulares cargadas.
Bajo la influencia del voltaje aplicado, estas moléculas se mueven, lo que provoca cambios en la concentración de iones en las células y los espacios intercelulares.
Cuanto mayor sea el tiempo para que la corriente fluya en la misma dirección, mayor será el desplazamiento de iones.
La concentración adecuada de iones determina la actividad de muchas células, incluidas las células musculares y las células nerviosas, por lo tanto, los cambios en la concentración de iones como resultado del flujo de corriente conducen a la disfunción de estas células.