a que problemas da respuesta la ciencia

Apelar al “los pies en el suelo” es una consigna tan corriente que uno pensaría que hay poco que pensar sobre ello, pero el sociólogo de la Facultad de Columbia Duncan J. Watts no pensaba lo mismo y de ahí que publicó el 2011 “Everything is obvious: How common sin fails us”, un libro de sobra de 300 páginas dedicado de pies a cabeza solo a este tema. Acabé de ojearlo meses atrás, y ahí va mi reseña sobre un tema que da considerablemente más juego de lo que uno logre sospechar.

En Wikipedia mencionan al ‘los pies en el suelo’ como: “la capacitad para orientarse en la vida práctica” (Henri Bergson) que “se atiende a eso que puede marchar y no es perfeccionista, sino elige lo lógico” (Lin Yu Tang). Es conocimiento implícito colectivo o “sabiduría popular” que se ha embebido en las reglas y prácticas sociales. Frecuenta tener una connotación efectiva siendo ideas que se sugieren con claridad, facilidad y proximidad. Quizá de ahí que Jack Trout afirma que es “el pensamiento que distribuyen varios”, y aquí exactamente tenemos la posibilidad de tener el primer inconveniente, como observaremos.

Conocimiento científico

El saber científico comprende el grupo de hechos verificables y sostenidos en prueba que la ciencia tiene por válidos en un instante preciso de su crónica. Hablamos de un grupo de leyes, teorías y modelos para la interpretación y explicación de los fenómenos de la verdad. Si bien están adecuadamente documentados y sometidos al juicio especializado, asimismo están libres a la reinterpretación y rebatimiento.

Esto quiere decir que el saber científico se actualiza a sí mismo, afinando sus perspectivas, rechazando miradas obsoletas y manteniéndose en un incesante estado de comprobación. De ahí que se distingue de enorme manera de otras doctrinas de interpretación de la verdad, como la religión, donde el comprender es estanco y también incuestionable.

Cumplimiento y reacciones de los ciudadanos

No debe pasar inadvertido que el éxito de muchas políticas similares con la pandemia asimismo es dependiente de que el público cumpla las directivas emitidas por el gobierno. El Departamento de investigación del BID desarrolló intervenciones informativas y del accionar para acrecentar la relevancia de las sugerencias de salud y hacer más simple su adopción extendida. Pero el cumplimiento por la parte de la población es dependiente, en último término, de la seguridad de los ciudadanos en estas sugerencias. En ciertos países, el público fue testigo de las fricciones abiertas entre los especialistas en temas de salud y los causantes políticos. Los mensajes contradictorios en las comunidades asimismo han contribuido a la confusión o desinformación. Un estudio nuevo sobre nueve países, efectuado por estudiosos de la Facultad de Pensilvania, descubrió que, en prácticamente todas partes, el nivel de seguridad del público en la ciencia era por lo menos tan prominente como el nivel de seguridad en el gobierno. Ciertas mayores diferencias entre la seguridad en la ciencia y la seguridad en el gobierno se brindaron en Colombia y México, al tiempo que ciertas mucho más pequeñas se brindaron en Alemania y Corea del Sur, donde la política y la ciencia estaban mucho más alineadas.

Lo idóneo sería que la ciencia y el gobierno lograran trabajar en conjunto en armonía intentando encontrar prosperar las políticas públicas. Y, consecuentemente, los ciudadanos deberían estimar los dos campos como complementarios y no como antagónicos. La ciencia respondió realmente bien a la presente pandemia, pero podría efectuar sus contribuciones mucho más de forma directa importantes para la política pública. Los formuladores de políticas públicas han prestado mucha atención a la ciencia, pero no en todos los casos han seguido las sugerencias. Para finalizar, tanto los científicos como los formuladores de políticas públicas podrían coordinar mejor las comunicaciones públicas para infundir seguridad pública en las políticas adoptadas. Esto serviría para prosperar el cumplimiento voluntario y hallar que las políticas tengan el efecto pensado.

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