17 de Octubre de 1919, en España, la madrileña Puerta del Sol y el barrio de Cuatro Caminos quedan unidos por 2,5 km de vía subterránea de Metropolitano.

Tal día como hoy (17 de Octubre) de 1919, en España, la madrileña Puerta del Sol y el barrio de Cuatro Caminos quedan unidos por 2,5 km de vía subterránea de Metropolitano.
     
El 17 de octubre de 1919, y tras dos años de obras, tuvo lugar la inauguración de lo que se llamó Metropolitano Alfonso XIII. Se trataba de la primera línea del Metro de España, y el tramo unía precisamente la Puerta del Sol y Cuatro Caminos, dos puntos muy diferenciados: por un lado, el centro neurálgico madrileño y centro geográfico del Reino, y, por otro, Cuatro Caminos, entonces puerta del todavía extrarradio de Tetuán de las Victorias.. La puesta en funcionamiento de este moderno medio de transporte colectivo -ya existente en otras ciudades como Londres y París fue determinante para el desarrollo de ese barrio.
      
A las cuatro menos veinte la expedición se puso en marcha. El primer trayecto, entre Cuatro Caminos y Ríos Rosas, duró cuarenta segundos; allí, el convoy paró un minuto para llegar a la Iglesia de Chamberí un minuto y cuarenta y cinco segundos más tarde; desde esa estación a la de la plaza antigua de Chamberí (hoy fuera de servicio) se invirtieron cincuenta y tres segundos; desde este punto hasta la glorieta de Bilbao, cuarenta y cinco segundos; desde Bilbao hasta Tribunal, un minuto y treinta segundos; a la red de San Luis (hoy estación de Gran Vía), un minuto y veinticinco segundos; y, por último, a la Puerta del Sol, cincuenta segundos. Un buen minutado para la velocidad de los transportes colectivos de la época, que puede proporcionar un interesante ejercicio de comparación con los tiempos empleados actualmente por el metro un día cualquiera a la misma hora.
        

El pueblo habría de esperar, sin embargo, catorce días para poder utilizar tan rápido y moderno medio de transporte. El 31 de octubre, el Metro de Madrid abría sus puertas y sus taquillas. La expectación entre los ciudadanos era tal,que la Compañía hizo publicar anuncios en los periódicos para prevenir posibles accidentes como consecuencia de probables tumultos. El aviso advertía que únicamente se abrirían al servicio las estaciones terminales de Cuatro Caminos y Puerta del Sol, sin paradas intermedias y con velocidad moderada.

Ese día, el primer tren salió de Cuatro Caminos a las seis y media de la mañana, y de la Puerta del Sol a las siete menos veinte; desde esta estación saldría el último convoy a las dos de la madrugada. La frecuencia de los trenes fue de seis minutos y la idea era ir abriendo las estaciones intermedias a medida que el público se fuera acostumbrando a tan novedoso medio de transporte.

La afluencia fue enorme. Llovía y hacía un frío de mil demonios, pero la muchedumbre no se arredró, esperando paciente y curiosa su turno en las largas colas que serpenteaban por las aceras de las dos plazas.

Trescientos noventa trenes recorrieron la línea ese primer día, el número de viajeros llegó a cincuenta y seis mil doscientos veinte que pagaron quince céntimos por billete, y la recaudación obtenida alcanzó las ocho mil cuatrocientas treinta y tres pesetas. 

Como curiosidad comentar que dos incidentes empañaron la jornada: un cortocircuito produjo el cese de fluido eléctrico durante unos minutos -suponemos interminables para los viajeros que se encontraban por primera vez en el interior de los vagones -, y la acción involuntaria de un viajero que, en la confusión de las apreturas, rompió involuntariamente el cristal de una ventanilla y se hirió en una mano.

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– ¡Hola!
– ¡Hola!
– Ya estoy aquí
– ya veo
– ¿no habiamos quedado?
– hace una hora
– perdón es que el camino ha sido complicado
– Cual es tu escusa de hoy
– Que el subterraneo se ha quedado sin carbón antes de llegar a la Puerta del Sol
– ¿el subterraneo?
– el nuevo tren que va debajo de tierra
– ¿debajo de tierra?
– si
– ¿como un gusano?
– no, cómo un tren bajo tierra
– cada vez tienes mas imaginación
– ¿no me crees?
– ¡vamos hombre! ¡Cómo vas a meter un tren bajo tierra!
– ¡que sí!
– ¡anda ya!

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