Los juegos tradicionales son los que se transmiten de generación en generación con cierta continuidad a lo largo del tiempo. Son juegos que, además de formar parte de nuestro patrimonio cultural, aportan a los jóvenes importantes beneficios para su desarrollo personal, como estimular su capacidad para la cooperación, la participación y el intercambio social; fomentan el respeto a compañeros, rivales y reglas; estimulan el desarrollo de cualidades físicas y motoras; proporcionan herramientas que sirven para evaluar el entorno y resolver problemas en función de la lógica del juego; y todo esto mientras los niños disfrutan y lo pasan bien.
Los 15 mejores juegos tradicionales
Aunque podemos encontrar juegos propios de cada territorio, en regiones, comarcas y pueblos, aquí recogemos 15 que se siguen practicando por todo el país, empezando por algunos juegos de mesa de toda la vida.
Dominó
Este juego tiene su origen en la China del siglo XII, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando empezó a practicarse en Europa. Aunque hay muchos modos de juego repartidos por todos los continentes, el más popular es el de 4 jugadores.
Puzzles
El primer puzzle, o rompecabezas, de la historia fue diseñado para enseñar geografía a los alumnos ingleses durante el siglo XVIII. Consistía en un mapa de Europa y cada pieza correspondía con un país que debía ser colocado en su lugar correcto. Desde entonces ha alcanzado gran popularidad con todo tipo de temáticas, tamaños y niveles de dificultad.
Damas
Con muchas variantes, como las damas rusas, inglesas, turcas o chinas, este juego se practica por todo el mundo desde su origen en el sur de Francia durante la Edad Media.
Ajedrez
Probablemente el juego de mesa más antiguo que practicamos, deriva de un primitivo juego con tablero para 4 jugadores en la India, y llegó a Europa a través de persas y árabes.
La oca
Su origen se ha datado tradicionalmente en un juego de mesa que regaló el duque Francisco I de Florencia a Felipe II en el siglo XVI.
Parchís
Este juego deriva del que practicaba el emperador mogol Akbar en su palacio de Agra, en la India durante finales del siglo XVI. La forma de cruz del tablero recrea la estructura del jardín en el que jugaban, situando el trono en el centro que debían alcanzar los jugadores.
Juegos de cartas
Se practican desde la antigüedad en China y Egipto. En nuestro país los más populares serían las siete y media, la brisca, el mus, el cinquillo o el tute, entre otros muchos.
Las canicas
Destaca entre los juegos tradicionales para niños desde siempre. El objetivo es apoderarse de las canicas de los rivales. Cada jugador lanza sus canicas contra las de sus oponentes para lograr que caigan en un hoyo excavado en la tierra.
El escondite
Uno de los juegos tradicionales más populares que podemos encontrar para muchas generaciones de niños. Uno cuenta con los ojos tapados mientras los demás se esconden. Cuando termina la cuenta atrás, quien ha contado debe encontrar a sus rivales y llegar antes que ellos al punto de partida.
Pillapilla
Otro juego de toda la vida asociado a expresiones que nos recuerdan a nuestra infancia como “la llevas”, “tú la”, “pillado” o “casa”.
Las chapas
El objetivo es seguir un circuito dibujado en el suelo para alcanzar la meta en primer lugar. La chapa que llega primero gana las de todos sus rivales.
La Rayuela
Otro de los juegos infantiles tradicionales más extendidos por nuestros parques y plazas, aunque su práctica está decayendo en los últimos años.
En el suelo se dibuja un tablero con números. En cada turno hay que lanzar una piedra al número que corresponda y recorrer el tablero “a la pata coja” (excepto donde hay dos números a izquierda y derecha) sin pisar la casilla donde ha caído la piedra ni las rayas pintadas. A la vuelta, se recoge la piedra y se termina el recorrido.
La Comba
Se puede realizar individual o colectivamente, en grupos de 3 o más niños, y con una o más cuerdas a la vez.
Trompo o peonza
Juego muy popular en otras épocas, su práctica va decayendo y apareciendo siguiendo el vaivén de las modas.
Yoyó
Igual que el trompo, es uno de estos juegos infantiles tradicionales cuya práctica aparece y desaparece.
Estos son solo algunos ejemplos de la enorme riqueza de juegos tradicionales con la que cuenta nuestro patrimonio cultural. Debemos velar por seguir transmitiendo a las siguientes generaciones los juegos de nuestra infancia que nos han hecho reír, disfrutar y divertirnos, mientras nos ayudaban tanto en nuestro desarrollo personal.