11 de Enero de 1906, en Basilea nace Albert Hofmann, químico de profesión y ecologista de vocación

Tal día como hoy (11 de Enero) de 1906, en la ciudad suiza de Basilea nace Albert Hofmann, químico de profesión y ecologista de vocación
   
 Albert Hofmann sintetizará en 1938 el ácido lisérgico o LSD, compuesto químico que se encuentra de modo natural en el cornezuelo de centeno, hongo parásito de esta gramínea. Es una droga psicodélica que posee un gran potencial para alterar la conciencia, lo que llaman “viajes.
    
Albert Hofmann  con su tesis doctoral se doctoró en Zúrich «con distinción». En apenas tres meses, llevó a cabo la degradación de la quitina (el material del que están hechos los caparazones, alas y garras de los insectos, crustáceos y otros animales) y esclareció su estructura química.
    
Albert Hofmann  en 1938, mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico en el departamento químico-farmacéutico de los laboratorios  Sandoz  (llamados en la actualidad Novartis) donde entró a trabajar con productos naturales.
     
Mientras purificaba y cristalizaba el LSD-25, lo interrumpieron una serie de sensaciones extrañas. Había absorbido una pequeña cantidad a través de la punta de sus dedos, y describiría las consecuencias en el informe que envió en aquel momento al profesor Stoll:
“Viernes 16 de abril de 1943: me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.”
     

La única explicación que encontró fue que hubiera absorbido a través de la punta de los dedos parte de la solución de LSD mientras se cristalizaba. El LSD-25, dedujo, debía ser una sustancia de potencia extraordinaria si había hecho eso con una cantidad tan pequeña. Resuelto a llegar al fondo del asunto, decidió llevar a cabo un experimento sobre sí mismo.

Así, tras una prueba con una cantidad menor, tres días después consumió 250 microgramos de LSD. Esta vez los efectos serían mucho mayores, y Hofmann necesitaba hacer grandes esfuerzos para poder hablar. Pidió a su asistente en el laboratorio, quien estaba al tanto del experimento, que le acompañase a casa; fueron en bicicleta, dando pie a lo que ya es leyenda, quizá el más famoso de los paseos en bicicleta.

     

Como curiosidad comentar que Hofmann fue un activista en pro del uso del LSD en el ámbito de la Medicina:
Si fuera posible detener su uso inapropiado, su mal uso, entonces pienso que sería posible dispensarla para su uso médico. Pero mientras siga siendo mal utilizada, y mientras la gente siga sin entender realmente los psicodélicos empleándolos como drogas placenteras errando a la hora de apreciar las muy profundas experiencias psíquicas que pueden inducir, su uso médico seguirá parado. Su consumo en las calles ha sido un problema durante más de treinta años. En las calles las drogas se entienden mal, y ocurren accidentes. Esto hace muy difícil que las autoridades sanitarias cambien su política y permitan el uso médico. Y aunque podría ser posible convencer a las autoridades sanitarias de que los psicodélicos podrían ser utilizados con seguridad en manos responsables, su uso callejero sigue haciendo muy difícil que estas autoridades sanitarias estén de acuerdo.
    
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– ¡vamós!
– ¿que te pasa?
– ¡fiestaaaaaa!
– Hofman, ¡porfavor!
– ¡pongamos música!
– ¿estas borracho?
– noooooooooooo…. ¡estaba investigandooooooooo!
– ¿y?
– y … ¡he probado un poquitoooooo!
– ¿puedo probar?
– ¡vamooooosssss!
– ….
– ¡fiestaaaaa!
– ¡vamooooooosssss!
– ¡todos juntoooooosssss!
– ¡Hofmaaaaannnnnn! ¡esto es una pasadaaaaaa!
– ¡siiiiiiii!
– ¿como le llamaremoooooooooossss?
– ¡y yo que seeeeeeee!
– ¡bravoooooo!
– ¡bieeeeeennnnn!

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